Este libro es una suerte de plano secuencia emocional que va tejiendo lentamente un momento culminante: el asado. Ese ritual quintaesencial de la identidad culinaria argentina se vuelve, en este libro, el hábitat introspectivo de Wenceslao, personaje central que a pesar de estar marcado por la pérdida, sigue adelante. Esta novela se desarrolla entorno a una fiesta de año nuevo en el campo santafesino, y en ella, de la noche a la mañana, están todos los elementos posibles del rito, de la comida y la muerte, desgranados en una prosa casi experimental. Juan José Saer tardó casi una década en terminar esta novela; y no es la primera vez, por cierto, que acude al asado para discurrir sobre la vida.